jueves, 6 de septiembre de 2007

LAS REVISTAS DE HISTORIETAS

La portada de una de esas viejas revistas de los tiempos cuando este archipiélago austral no aparecía en los mapas de la televisión. Historietas que se compraban en una de las dos librerias de Castro, y se cambiaban con los amigos, se revendían y arrendaban en los locales de venta y cambio de revistas y libros. Unas desamparadas librerias repletas de humedad con un mesón de madera y en unos rústicos estantes de madera pegados a las paredes, donde se ordenaban las revistas clasificadas en nuevas, viejas, y muy deterioradas con páginas menos. Páginas que se extraviaron entre las manos de tantos lectores que mataban el aburrimiento de las largas noches del invierno austral leyendo e imaginando las aventuras de pistoleros y cowboys en un Lejano Oeste, más inubicable que el paraíso.