domingo, 5 de agosto de 2007

Quinched


Isletilla de Quinched en Chonchi

En estos lugares de playas pedregosas, los corsarios ingleses y holandeses bajaban a buscar papas, cerdos y corderos para alimentarse y descansar después de cruzar el tormentoso Cabo de Hornos y navegar por los escondidos laberintos de los canales australes.

Castro en 1600 fue saqueado y destruido por el corsario holandés Baltasar de Cordes. Cuarenta y dos años después ese humilde caserío de cuatro calles, una iglesia, un convento y un embarcadero fue incendiado por el pirata ingles Enrick Brouwer. En Chonchi, a escasos cuatro kilómetros de Quinched, se veneraba a la Virgen de la Candelaria protectora de los ataques de piratas y corsarios. Carelmapu, una capilla con cinco casas, ubicado a orillas del canal de Chacao fue destruido por el pirata ingles Spilberg.

Estos paisajes repletos de historias hoy son contaminados por la industria salmonera. Actualmente los piratas, son otros, y exportan millones de dólares, explotan al isleño en un trabajo mal remunerado; se les cancela un miserable sueldo mínimo de mano de obra barata en el fileteo y alimentación del salmón, para producir una riqueza que no se invierte en estas islas.

Mientras en el continente se encuentran las mejores universidades, se construyen los más modernos Mall, se viaja por carreteras de doble vía. En Chiloé las escuelas rurales aún no poseen una biblioteca, ni conexión a Internet, se viaja por un angosto camino cuyo pavimento destruido no se renueva desde la década del setenta. En Chiloé abundan los caminos de ripio, destruidos por el continuo transitar de pesados camiones de la industria salmonera llevando las ovas y alevines desde los lagos y ríos, también contaminados, hasta los centros de cultivo y alimentación, ubicados en los canales y bahías del archipiélago. Es el costo del progreso que produce una riqueza cuyos dueños disfrutan en algún país lejano. La riqueza que produce Chiloé, el país de las leyendas y los mitos, es para otros, y no para quienes la producen en esta mercantilista economía neo liberal que ha disfrazado la explotación del hombre por el hombre y la pobreza con una tecnología y un endeudamiento de la vida con el credito de las tarjetas de plástico.